El ex-congresista de la república y líder del partido socialista, Javier Diez Canseco, expresa su punto de vista sobre el debate del domingo pasado:
Con la segunda vuelta a 11 días, el desconcierto ciudadano no disminuye sino que se acrecienta. ¿Cómo se entiende el discurso reformista y hasta "pro laboral" que exhibe García con el descarado compromiso de los grandes medios y la derecha más conservadora alrededor de su postulación? ¿Cómo ensamblar las dudas sobre la seriedad de "alzamiento" de Locumba por parte de los Humala, con la "intervención electoral" de Montesinos en la campaña buscando "echar" los vínculos de Humala con la reelección y con su propia fuga del país, en un operativo que recuerda a los psicosociales y las oscuras conversaciones de Mantilla con él en la salita del SIN? ¿Cómo leer las recientes "declaraciones" de Fujimori sobre la evolución de García sin desligarlas de su campaña con Giampietri y Kouri? ¿Cómo entender el compromiso que Humala declara con las conclusiones de la CVR si se mantienen en pie las acusaciones sobre delitos de lesa humanidad en Madre Mía y se incrementan los testimonios, incluyendo a militares comprometidos?
El debate del domingo aclaró poco, aunque Humala comenzó con un lenguaje más directo que se fue apagando. Ninguno tocó el tema Fujimori. Ninguno explicó como financiarían sus ofrecimientos.
Nada se dijo sobre una Reforma Tributaria, que haga que "pague más quien gana más". Nada sobre el escandaloso proceder del gobierno de Toledo de no cobrarles regalías mineras a las multinacionales, ni sobre la revisión de los contratos de estabilidad tributaria y los privilegios de que gozan los más poderosos, que nos dejan sin recursos para la educación y la salud o para el apoyo al agro y la pequeña y micro empresa. Cierto que Humala se refirió a un tema estratégico que venimos planteando hace tiempo: recuperar nuestros recursos naturales como instrumento para el desarrollo y como fuente de ingresos para financiarlo, ante el silencio de García. Pero ni siquiera mencionó a los gobiernos regionales apristas, que nunca han reclamado lo que les corresponde en Cajamarca (Yanacocha), Áncash (Barrick) o Arequipa (donde el caso de Cerro Verde es clamoroso). La deuda externa ni se mencionó y el TLC no ameritó un análisis, pues García lo eludió –olvidando su compromiso de que si lo firmaba Toledo entonces él retiraría la firma, que ahora ha sustituido por proponer un TLC "servinakuy", a prueba– cumpliendo con el pacto que tiene con UN y con PP de postergar el tema para imponerlo después de la segunda vuelta.
No son pocos los que planteaban endosar su voto a García como mal menor frente a lo que consideran la amenaza antidemocrática de Humala y ahora dudan. Las actuaciones de Montesinos, Fujimori, Kouri y Giampietri los escarapelan. ¿No terminarán fortaleciendo con su voto una opción que tiene ya los arreglos bajo la mesa con el fujimontesinismo? ¿No volverán al viejo estilo del copamiento partidario del Estado? ¿Contribuirán a un país con algo de equidad y justicia con una propuesta gubernamental como la de Alan García que desliza nombres de potenciales Ministros de Economía con clara opción neoliberal a ultranza, como el caso de Luis Carranza –ex viceministro de PPK– o Luis Felipe Arizmendi, jefe del Plan Económico de Unidad Nacional. ¿No eran los teóricos de la "candidata de los ricos"?
Si García no es una opción aceptable para quienes creemos en una democracia –con libertad y justicia social– Humala tampoco puede serlo. Ya hemos vivido la experiencia de presidentes elegidos sin programa, sin trayectoria sin partido organizado. Terminan en manos del poder militar, mediático y, ciertamente, económico. Allí están Fujimori o Gutiérrez en Ecuador. Más aún cuando no sólo tienen una foja de servicios con acusaciones no aclaradas, sino que se rodean de personajes siniestros: desde su vicepresidente Torres Caro, colaborador de la mafia en la Fiscalía y enlace con Delgado Parker, hasta lobbistas y traficantes de influencias del mundo de los negocios, hasta jefes militares en retiro que fueron asistentes de los generales del fujimontesinismo o promotores del grupo Colina.
Muchos que simpatizan con un discurso de cambio propuesto por los socialistas y progresistas, ya no creen que baste con mirarle la boca a Humala, sino los pies y las manos, para conocer lo hecho y lo caminado, por lo que no se animan a endosarlo por las experiencias vividas. ¿Caminar a una tercera frustración con otro endose a ciegas?
Más aún, cuando –una vez más, como Fujimori– el poder de la minúscula estructura política se asienta en el entorno familiar y militar, hay que ser ingenuos.
La desconfianza es una respuesta coherente. El país necesita mucho más que promesas. Se necesita haber tenido una conducta consecuente e íntegra, haber andado y andar por caminos de lucha y reivindicación, siempre al lado del pueblo.
Esto no es lo que exhibe Humala en su función militar o "diplomática".
Los socialistas somos conscientes de que ninguno de los dos candidatos representa las reivindicaciones progresistas u ofrece la coherencia y la integridad indispensable para llevar a cabo la transformación del país y jugársela por la refundación de la República. Por ello, la respuesta socialista no puede ser optar por el "mal menor" o por el "desconocido", a ver qué sale. Nuestra respuesta debe ser reafirmarnos en el socialismo, sin endosar y legitimar candidaturas inciertas, cuidando nuestra independencia y capacidad de marcar el paso al gobierno que se elija y construir una opción popular realmente alternativa para forjar una Patria para todos.
Y sin cambiar mucho el tema, ya que el cantante Wicho García (Mar de Copas) estuvo hace unos días en nuestra ciudad, recordé que realizó un colorido y "sosegado" track con su ex y fenecida banda (Narcosis) en la última reunión que tuvieron, expresando su protesta sobre nuestros ex-presidentes. Ahora que liberaron a Fujimori, y quien se prepara para postular a la presidencia en el 2011, me vi en la necesidad de subirlo. No encontraremos letras de amor, pero creo que todos en algún momento tenemos nuestro lado protestante. ¿O no?
(Escuchar el track "sucio presidente" en la Rädio Roböt. Abstenerse oídos puritanos)
Con la segunda vuelta a 11 días, el desconcierto ciudadano no disminuye sino que se acrecienta. ¿Cómo se entiende el discurso reformista y hasta "pro laboral" que exhibe García con el descarado compromiso de los grandes medios y la derecha más conservadora alrededor de su postulación? ¿Cómo ensamblar las dudas sobre la seriedad de "alzamiento" de Locumba por parte de los Humala, con la "intervención electoral" de Montesinos en la campaña buscando "echar" los vínculos de Humala con la reelección y con su propia fuga del país, en un operativo que recuerda a los psicosociales y las oscuras conversaciones de Mantilla con él en la salita del SIN? ¿Cómo leer las recientes "declaraciones" de Fujimori sobre la evolución de García sin desligarlas de su campaña con Giampietri y Kouri? ¿Cómo entender el compromiso que Humala declara con las conclusiones de la CVR si se mantienen en pie las acusaciones sobre delitos de lesa humanidad en Madre Mía y se incrementan los testimonios, incluyendo a militares comprometidos?
El debate del domingo aclaró poco, aunque Humala comenzó con un lenguaje más directo que se fue apagando. Ninguno tocó el tema Fujimori. Ninguno explicó como financiarían sus ofrecimientos.
Nada se dijo sobre una Reforma Tributaria, que haga que "pague más quien gana más". Nada sobre el escandaloso proceder del gobierno de Toledo de no cobrarles regalías mineras a las multinacionales, ni sobre la revisión de los contratos de estabilidad tributaria y los privilegios de que gozan los más poderosos, que nos dejan sin recursos para la educación y la salud o para el apoyo al agro y la pequeña y micro empresa. Cierto que Humala se refirió a un tema estratégico que venimos planteando hace tiempo: recuperar nuestros recursos naturales como instrumento para el desarrollo y como fuente de ingresos para financiarlo, ante el silencio de García. Pero ni siquiera mencionó a los gobiernos regionales apristas, que nunca han reclamado lo que les corresponde en Cajamarca (Yanacocha), Áncash (Barrick) o Arequipa (donde el caso de Cerro Verde es clamoroso). La deuda externa ni se mencionó y el TLC no ameritó un análisis, pues García lo eludió –olvidando su compromiso de que si lo firmaba Toledo entonces él retiraría la firma, que ahora ha sustituido por proponer un TLC "servinakuy", a prueba– cumpliendo con el pacto que tiene con UN y con PP de postergar el tema para imponerlo después de la segunda vuelta.
No son pocos los que planteaban endosar su voto a García como mal menor frente a lo que consideran la amenaza antidemocrática de Humala y ahora dudan. Las actuaciones de Montesinos, Fujimori, Kouri y Giampietri los escarapelan. ¿No terminarán fortaleciendo con su voto una opción que tiene ya los arreglos bajo la mesa con el fujimontesinismo? ¿No volverán al viejo estilo del copamiento partidario del Estado? ¿Contribuirán a un país con algo de equidad y justicia con una propuesta gubernamental como la de Alan García que desliza nombres de potenciales Ministros de Economía con clara opción neoliberal a ultranza, como el caso de Luis Carranza –ex viceministro de PPK– o Luis Felipe Arizmendi, jefe del Plan Económico de Unidad Nacional. ¿No eran los teóricos de la "candidata de los ricos"?
Si García no es una opción aceptable para quienes creemos en una democracia –con libertad y justicia social– Humala tampoco puede serlo. Ya hemos vivido la experiencia de presidentes elegidos sin programa, sin trayectoria sin partido organizado. Terminan en manos del poder militar, mediático y, ciertamente, económico. Allí están Fujimori o Gutiérrez en Ecuador. Más aún cuando no sólo tienen una foja de servicios con acusaciones no aclaradas, sino que se rodean de personajes siniestros: desde su vicepresidente Torres Caro, colaborador de la mafia en la Fiscalía y enlace con Delgado Parker, hasta lobbistas y traficantes de influencias del mundo de los negocios, hasta jefes militares en retiro que fueron asistentes de los generales del fujimontesinismo o promotores del grupo Colina.
Muchos que simpatizan con un discurso de cambio propuesto por los socialistas y progresistas, ya no creen que baste con mirarle la boca a Humala, sino los pies y las manos, para conocer lo hecho y lo caminado, por lo que no se animan a endosarlo por las experiencias vividas. ¿Caminar a una tercera frustración con otro endose a ciegas?
Más aún, cuando –una vez más, como Fujimori– el poder de la minúscula estructura política se asienta en el entorno familiar y militar, hay que ser ingenuos.
La desconfianza es una respuesta coherente. El país necesita mucho más que promesas. Se necesita haber tenido una conducta consecuente e íntegra, haber andado y andar por caminos de lucha y reivindicación, siempre al lado del pueblo.
Esto no es lo que exhibe Humala en su función militar o "diplomática".
Los socialistas somos conscientes de que ninguno de los dos candidatos representa las reivindicaciones progresistas u ofrece la coherencia y la integridad indispensable para llevar a cabo la transformación del país y jugársela por la refundación de la República. Por ello, la respuesta socialista no puede ser optar por el "mal menor" o por el "desconocido", a ver qué sale. Nuestra respuesta debe ser reafirmarnos en el socialismo, sin endosar y legitimar candidaturas inciertas, cuidando nuestra independencia y capacidad de marcar el paso al gobierno que se elija y construir una opción popular realmente alternativa para forjar una Patria para todos.
Y sin cambiar mucho el tema, ya que el cantante Wicho García (Mar de Copas) estuvo hace unos días en nuestra ciudad, recordé que realizó un colorido y "sosegado" track con su ex y fenecida banda (Narcosis) en la última reunión que tuvieron, expresando su protesta sobre nuestros ex-presidentes. Ahora que liberaron a Fujimori, y quien se prepara para postular a la presidencia en el 2011, me vi en la necesidad de subirlo. No encontraremos letras de amor, pero creo que todos en algún momento tenemos nuestro lado protestante. ¿O no?
(Escuchar el track "sucio presidente" en la Rädio Roböt. Abstenerse oídos puritanos)