
Hacer música en Perú no es nada fácil; más aún si la melodía, ruido o como quieran llamarle emana de provincia. Esto lo saben perfectamente los integrantes de la banda trujillana
Azulejos, conformada por Luis Espinoza, Tito Domínguez, Alejandro Castillo y Christian Rodríguez; los cuales acaban de sacar a la luz su primera entrega:
Venenosa.
El disco, con un diseño sugestivo, reúne íntegramente todas las condiciones para ubicarse, dentro de la escena musical, como una de las promesas del rock peruano. Rock que, hasta hoy, continúa argollado por la "cultura centralista" en el cual está inmerso: donde se cree que todo es Lima.
Ya con el demo se preveía un paisaje sonoro prometedor, el cual ahora se confirma: un sonido brioso y pulido, con una segunda guitarra con mayor notoriedad. A esto le sumamos la casi perfecta ubicación de los 10 track's del disco. Y el diseño: una invitación al beso, a la entrega, al éxtasis de las navajas, labios y melodía.
Basta escuchar temas como "Venenosa" (primer track), "Revolución" (primer single) o "Mi soledad", para darse cuenta qué persigue la banda: un sonido que no se pierda en más de lo mismo, sino que interactúe la rítmica con melodía, tanto en temas acelerados como en los pausados; es decir, que tanto la voz como los instrumentos, al recrearse y mixturarse, generen la tan buscada melodía. Definiéndolo por momentos como un pop, new wave, o generalizándolo como un post rock.
Los temas suaves (o baladas), "Vacío", "Quizás nunca", "En espiral" y "A oscuras", quizás algo lúgubres, alguna con leves pinceladas de secuencia, inyectan, en tono dúctil, la nostalgia melódica respectiva, enarbolando y complementando el producto: letras poéticas, rasgueos sangrantes, punteos luminosos, cantos afligidos en expresión.
Una producción independiente que, a pesar de las limitaciones y un panorama difícil, a logrado que su producto sea visto y escuchado.
El conciertoLa noche estaba marcada. Los sonidos, la bebida, los cigarrillos, las luces, el apoyo en sí. Todo iba a confabular para que Trujillo, una vez más, de muestra de que el rock local siempre está presente.
Con más de 10 años en escena y dos producciones logradas:
Cósmico Despertar (1998) y
Océano (2001), la banda trujillana
Extraño Deseo fue la que inició el concierto. Ésta banda -conformada actualmente por César Palza (voz y guitarra), Alexis Rodríguez (bajo), Miguel Palza (batería) y un (por ahora) ausente Douglas Mendoza (teclados)-, con un recorrido notable en la escena musical, tanto en Trujillo como en distintas ciudades de Perú, dieron rienda suelta a lo que mejor saben hacer: manifestar su música.
Transitaron melodías de su primer y segundo disco. Temas como "Demente", "Fría" y "Velocidad cero" –que fue la más votada en el reciente ranking del programa de radio
Solorockperuano-, y sus ya clásicos "Espacio" y el ultra pedido y cantado "Lluvia", colmaron la expectativa de un acucioso público, llenando la primera etapa del concierto en una resonante noche de color y sonido.

La expectativa luego se centró en los autores de
Venenosa, expectativa porque la banda Azulejos no daba concierto hace ya algún tiempo (salvo uno previo por ahí). Y buena parte de la caterva, al escuchar el disco, incrementaba su ansia de divisar y auscultar a la banda en vivo, la cual, en definitiva, no defraudo.
Emprendieron el tránsito musical con su ya clásica "Venenosa", y creo que fue buen punto ubicarla como primer track del disco. Los temas siguientes, "Revolución", "Como piedras", "Entre espinas" y "Mi soledad", acapararon la atención, con un compenetrado nuevo baterista que para nada se mostró temeroso a la hora de iniciar con las baquetas.
La primera guitarra, con un leve desliz de cuerdas en algún momento (como a veces pasa), logró llenar el espacio respectivo que exigía la segunda guitarra, el bajo y la batería, con los afinados y acelerados punteos, vitales para un sonido limpio. Sin olvidar el par de temas ("En Espiral" y "Vacío") a dúo a cargo del vocalista y guitarrista, para luego continuar con el retumbo sónico.
Se pensó que el concierto finalizaría con el desafiante guitarreo del tema "Tú", pero la banda, a pedido del respetable y su amor propio, volvió a darle a las cuerdas y batería, para finalizar con el tema "Revolución", tocado y cantado por segunda vez.

Y así, con un sonido más que aceptable, culminó el concierto del sábado 4 de febrero. Sábado/Domingo, para ser más exacto. Un concierto de dos bandas que, en un medio plagado de un sonido casi definido, proyectan una propuesta diferente; y que por suerte, quedó grabado para beneplácito de muchos.
Concluyentemente, al margen de los altibajos y lo que cuesta en sí hacer música en provincia (medios aun no abiertos, publicidad, auspicios, conciertos, locales, viajes, etc.), cuando hay ganas de hacer las cosas, y sobre todo, cuando las ganas coexisten con la perseverancia, los resultados están a la vista. Y Trujillo ya se hace sentir. Muchos ya lo saben.