Bloom: el régimen de EEUU, el más brutalmente estúpido de la historia
Harold Bloom, uno de los críticos literarios más reconocidos del mundo, dice: "he estado luchando una guerra de guerrillas contra la destrucción de la literatura de imaginación", y esto es algo que nos salva de la "desesperanza total" por vivir en un país con el "régimen más brutalmente estúpido de toda nuestra historia".
Señaló que el gran peligro, ahora, es esta "fuga de la literatura imaginativa y sus valores", y en su libro más reciente, ¿Dónde Se Encuentra La Sabiduría? el crítico literario intenta rastrear y mostrar lo que se denomina literatura de la sabiduría o, como dicen los conocedores, "literatura sapiencial".
Esta tradición de escritores sapienciales surge en Medio Oriente, en las civilizaciones antiguas, y se manifiesta en la Biblia hebrea y con Platón y Homero en Grecia. El título del libro, por cierto, está tomado del Libro de Job; pero, para esta obra -explicó Bloom-, busca ofrecer revelaciones de esta corriente literaria al recorrer y contraponer escritores de la sabiduría de diferentes eras, desde la Biblia hasta el siglo XX.
Continuó identificando escritores de la sabiduría en los siglos XVII y XVIII; para el XIX consideró a Emerson como "el intelecto de Estados Unidos, para bien y para mal", y del siglo XX escogió a Freud y Proust. Además, al identificar a figuras de "la sabiduría cristiana", dijo que el teórico más profundo fue San Agustín. El libro también concluye con un ensayo sobre la sabiduría frente al "Némesis".
Para ello, Bloom entabla comparaciones entre el Libro de Job y el Eclesiastés, Platón y Homero, Cervantes y Shakespeare, Montaigne y Bacon, Johnson y Goethe, Emerson y Nietzsche, Freud y Proust. Explicó que en torno a los griegos se investiga la disputa entre la filosofía y la poesía. Con Cervantes y Shakespeare, comentó: "todos estarán de acuerdo en que esos dos escritores superaron a todos los demás, después de los antiguos y de Dante".
En torno a Shakespeare y Cervantes, Bloom comentó que el primero enseñó cómo hablarse a sí mismo, pero no con otros. Cervantes, por otro lado, nos enseña cómo hablar con otras personas. "Si yo tan sólo hubiera aprendido durante mi larga vida cómo hablar abiertamente, como el Quijote y Sancho, habría llevado una vida mejor", comentó Bloom.
Advirtió también sobre las limitaciones del uso pragmático de la sabiduría, señalando que "tan pronto uno de nosotros entra en una crisis... la sabiduría sale por la puerta". Dijo que podría ayudar a largo plazo, pero no en momentos de crisis de salud u otros de emergencia personal. A la vez, expresó que este libro fue resultado de una crisis de salud, durante la cual fue internado de emergencia para una operación cardiaca, de la cual salió lentamente.
El crítico desechó un manuscrito que había iniciado anteriormente para escribir esta obra. Recordó que al ingresar al quirófano mantuvo su moral recitando a Shakespeare.
El profesor Bloom, quien ha enseñado durante 54 años en la Universidad de Yale, insistió en que continuará enseñando (entre otras cosas, su famoso curso sobre Shakespeare) hasta que muera; comentó que siempre hay un segmento de la juventud que continuará defendiendo la literatura de imaginación.
A la vez, señaló: habrá cambios culturales en gran medida por la creciente inmigración latina y asiática en Estados Unidos, que nutrirá y ampliará este diálogo, algo que "me da mucha esperanza".
Si bien dijo que una de las peores cosas que han ocurrido es la vinculación de la crítica literaria y la política, el propio Bloom violó repetidamente su intención de no hablar de política durante la conferencia de prensa dedicada a la presentación de su libro en español, y, al hablar de la creciente población latina, lo hizo una vez más: "Dado el gran robo del suroeste de Estados Unidos a México, me parece un ultraje moral que se hable contra la llamada inmigración ilegal; lo único que ellos hacen es regresar a las tierras de sus bisabuelos", comentó.
Pero, regresando al tema de la literatura, consideró que una de las amenazas más graves son las "pantallas" -los medios visuales, los mismos que también sufren un deterioro, tanto cine, televisión y computadoras-, ya que minan la capacidad de "poder leer seriamente".
Agregó que "uno no puede leer a Shakespeare o Cervantes sin su oído interno, y sin que todos los niveles de la conciencia se vean desafiados". Sostuvo que "la amenaza final no es la televisión, sino ese enorme mar gris amorfo de la Internet, repleto de información y conocimiento; pero uno cae en esta gran masa sin forma y se puede ahogar en ese océano".
En respuesta a una pregunta formulada sobre si la sabiduría tenía que ser, por definición, vieja, y si podría identificar la sabiduría contemporánea, Bloom expresó: "la literatura de la sabiduría no se practica hoy día". Afirmó que el último escritor sapiencial que podría identificar sería Wittgenstein y, al recordar sus aforismos, dijo que el que más le gusta es: "El amor no es una sensación; amar, a diferencia del dolor, se pone a prueba..."
"Tengo esta sensación profundamente horrible de que no vivo en una democracia", comentó al hablar de Estados Unidos. "Esto es una especie de combinación de plutocracia y teocracia", señaló. Pocos pueden hablar con tanta elocuencia y autoridad de Shakespeare y Cervantes como Bloom, y precisamente por eso habló sobre el momento contemporáneo de su país bajo "el régimen más brutalmente estúpido de la historia".
Concluyentemente, quizá Bloom no logre rescatar necesariamente la esperanza, pero sí un poquito de lo que podría llamarse la verdad (como lo expresó el periodista corresponsal David Brooks, partícipe del evento y redactor del diario mexicano La Jornada).
Y la verdad del ser humano es que, en estos tiempos, a perdido el tacto, estando éste, inmerso en lo virtual y banal (me incluyo); quizá, caminando hacia su autodestrucción. Atrapado en un "sistema de comunicación e información globalizado". El de un mundo sin control, el de un mundo sin voz, el de un mundo robot.